Riosucio ubicado en el noroccidente del departamento de Caldas, limitado por los municipios de Supía al Norte, Anserma al Sur y por el Departamento de Risaralda al Occidente.. CONTACTENOS: carnavalriosuciocds@gmail.com
lunes, 17 de enero de 2011
El Carnaval de Riosucio sacó del averno al diablo y lo volvió un gocetas ( I )
Augusto Mejía González
Muchos han querido hacer coincidir el 7 de agosto de 1819, efemérides de nuestra Independencia, con la misma fecha del surgimiento de Riosucio, como población en ciernes.
Al pie del monte del cerro del Ingrumá, que para los indígenas de la región significaba “Roca dura”, los alrededores estaban escindidos en dos caseríos: los de la “Quiebra loma”, zona minera y de dominio español, donde el oro refulgía, presididos por el sacerdote José Ramón Bueno, oriundo de Popayán y defensor de la causa realista; y los “Indios de la Montaña”, donde el oro más refulgía, presididos por el sacerdote José Bonifacio Bonafón, defensor de la causa libertadora de los patriotas. En la que hoy se conoce como la calle del comercio, los dos sacerdotes, entre los años de 1814 y 1819, prohijaron la consolidación de un solo pueblo, amenazándolos con el castigo de los tridentes del Diablo, a quienes no acataran la solicitud de la armonía y la convivencia.
Siendo presidente de Colombia Don Pedro Alcántara Herrán, en 1842, pasó por esos lares y recogiendo el deseo de unión de todos sus habitantes, así lo propuso al gobernador del Cauca- en Popayán-, provincia que hasta allí llegaba; sugerencia que acoge el gobernador quien promulgó el Decreto que creaba un solo Distrito, el de Riosucio, en el año de 1.846.
En 1.820, el ingeniero alemán Juan Federico Bayer, hace el trazado del casco urbano; y en 1827 los franceses Roulín y el sabio Juan Bautista Bouesingault, realizan los estudios del subsuelo, encontrándolos compuestos de areniscas, arcillositas, andesitas, cenizas volcánicas, coluvios, río dacita y hornbliéndica. Pero no hay una fecha exacta de la fundación de Riosucio; como sí conocemos la de la mayoría de los pueblos de la nación, al estilo del acta de fundación de Santa Fe de Bogotá por don Gonzalo Jiménez de Quesada.
Confundidos en un haz de corazones, las tres razas, comportando sus cualidades y defectos, depositan en los vientres poderosos las simientes para maridarse en entrañable mestizaje: la alegría de los negros, con la taciturnidad y malicia de los indígenas y con la sobriedad de los blancos españoles y otros europeos.
Bajo el auspicio de la actividad minera, Riosucio se va configurando como una población similar en su arquitectura a la de los pueblos de la “Mama grande”, (Antioquia), construyendo sobre la angosta meseta inclinada, preciosas casas en bahareque, en donde sobresale el artilugio de sus balcones, tan primorosamente elaborados, trayéndonos la reminiscencia de pueblos hermanos como, Jardín y Sonsón.
Para romper la monotonía del diario transcurrir, la mayoría de los pueblos hacen periódicamente un suspenso de sus actividades cotidianas para dar paso a la lúdica, potencial característica del ser humano, que forma parte del “homo ludens”, que nunca es más completo que cuando juega y saca a relucir todas sus cualidades físicas e intelectuales, instintivas y morales, en un acoplado funcionamiento, según H.J.Huizinga.
Esta estupenda manifestación del desahogo colectivo, que es el Carnaval de Riosucio, se consolidó hace 100 años, en 1911, y sin lugar a dudas, es la más auténtica fiesta cultural y de contenido democrático que tiene Colombia, como lo siente el doctor Saúl Antonio Ospina González, vigía del Patrimonio Cultural del municipio.
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